El teatro lleva años demostrando que es una de las herramientas más potentes para cuestionar realidades incómodas, y Girona está a punto de convertirse en el escenario de uno de los estrenos más provocadores de la temporada. Se trata de un monólogo que aborda, sin filtros ni eufemismos, el controvertido macroprostíbulo de la Jonquera, un lugar conocido por su tamaño descomunal, su clientela internacional y, sobre todo, por las polémicas sociales y políticas que arrastra desde hace décadas.
La obra, escrita y protagonizada por una actriz que prefiere situar la experiencia por encima del personaje, nace precisamente de la necesidad de hablar de lo que tantas veces se silencia. “No se puede cambiar lo que no se nombra”, ha dicho en varias entrevistas. Y ese es el motor que impulsa este proyecto teatral: poner palabras donde suele haber sombras, confidencias, rumores y tabúes.
Un relato que mezcla humor negro y crudeza
El monólogo no busca paternalismos ni discursos moralistas. Todo lo contrario. A través del humor negro, la ironía y un ritmo narrativo muy directo, la protagonista nos lleva de la mano por un recorrido en el que conviven situaciones que rozan lo absurdo con testimonios que duelen. La risa aparece, sí, pero es una risa amarga, incómoda, que obliga a mirar de frente una realidad que normalmente se esquiva.
El macroprostíbulo de la Jonquera, más allá de su fama casi legendaria, es un espacio en el que se entrecruzan múltiples capas de complejidad: historias de explotación, libertad económica, migración, precariedad, violencia, deseo y supervivencia. Este monólogo no pretende entregar respuestas definitivas, sino abrir preguntas: ¿Qué significa realmente “consentimiento” en un contexto de vulnerabilidad? ¿Dónde empieza la agencia personal y dónde termina el abuso estructural? ¿Qué responsabilidad tiene una sociedad que normaliza este tipo de negocios?
La Jonquera como metáfora de fronteras visibles e invisibles
Situar la historia en la Jonquera no es casual. El lugar, ubicado en la frontera entre España y Francia, es un punto de paso constante: camiones, turistas, trabajadores que vienen y van. Entre ese flujo imparable, el macroprostíbulo se ha convertido en una especie de microcosmos en el que se reflejan las contradicciones europeas: la libertad de circulación, el capitalismo extremo, la desigualdad social y la dificultad para legislar en torno a la prostitución.
El monólogo usa la Jonquera como una metáfora de estas fronteras, físicas y simbólicas. La protagonista narra cómo, en un mismo día, puede ver a jóvenes recién llegadas de Europa del Este, a clientes que buscan discreción y a trabajadores del local que han normalizado situaciones extremas. Todo contado sin sensacionalismo, pero tampoco con indiferencia. El objetivo es comprender, no juzgar; observar, no disfrazar.
Un estreno que ya genera debate
El hecho de que la obra se estrene en Girona es significativo. La ciudad, siempre receptiva a propuestas culturales arriesgadas, se convierte en el lugar ideal para abrir un debate que va más allá del teatro. Colectivos feministas, asociaciones de derechos humanos y expertos en políticas públicas ya han mostrado interés en el estreno, conscientes de que el espectáculo toca fibras sensibles.
Lo interesante es que la obra no pretende posicionarse dentro del eterno debate sobre la abolición o la regulación de la prostitución. Más bien, se mueve en el terreno de las historias humanas: personas cuyas vidas quedan atravesadas por decisiones difíciles, por la necesidad, por la falta de oportunidades, o por el simple hecho de haber nacido en el lugar equivocado. El monólogo recuerda que detrás de cada cifra, detrás de cada titular sobre “macroprostíbulos”, hay individuos con nombres que casi nunca se dicen.
Un golpe teatral necesario
El estreno en Girona promete ser intenso, no solo por el contenido, sino por la puesta en escena. La actriz sostiene sola todo el peso del relato, acompañada solo de luces crudas y sonidos ambientales que evocan la vida nocturna, las habitaciones anónimas y los pasillos sin ventanas. Es un golpe teatral directo, pensado para sacudir conciencias sin caer en el morbo.
Con este monólogo, el teatro vuelve a demostrar que puede ser una herramienta poderosa para hablar de aquello que muchos prefieren ignorar. Y en Girona, esta historia incómoda, valiente y profundamente humana está lista para levantar el telón.

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